La tiranía de los expertos
El catedrático español Jesús Huerta de Soto publicó recientemente un análisis sobre los efectos económicos de la pandemia. Las reflexiones son muy interesantes, y destaco este párrafo donde se cuestiona no el saber médico de “los expertos”, sino su legitimidad para intervenir en nuestras libertades más básicas:
Mención aparte merece la dependencia y complicidad respecto del Estado de todo un corifeo de científicos, “expertos” e intelectuales, dependientes del poder político y que se dedica a dar un supuesto respaldo científico a todas las decisiones emanadas del mismo, utilizándose así la aureola de la ciencia para dejar desarmada e indefensa a la sociedad civil. Y es que la “ingeniería social” o socialismo cientista es una de las manifestaciones más típicas y perversas del estatismo pues, por un lado pretende justificar que los expertos, por su supuesto mayor nivel de formación y conocimientos, están legitimados para dirigir nuestras vidas y, por otro, se pretende bloquear cualquier queja u oposición, trayendo simplemente a colación el supuesto respaldo de la ciencia.
En el mismo sentido se había expresado Bongiovanni (aquí su artículo), al sugerir que:
Si un epidemiólogo sostiene, por ejemplo, que a cierta tasa de contagio observable estima que se producirán cierta cantidad de muertes (descripción) y concluye que entonces es necesario realizar una cuarentena intensiva (valoración), está dando un salto sin justificarlo. Por ejemplo, ¿es el costo de evitar dichas muertes socialmente menos oneroso que el costo de realizar una cuarentena? Puede que sí, puede que no. La ciencia no clausura el debate valorativo, lo abre. El médico cuando describe es un galeno, pero cuando opina sobre cómo balancear medidas sanitarias con otros valores (económicos, éticos o constitucionales, por ejemplo) hay que imaginarlo sin guardapolvos ni estetoscopio. Con derecho a opinar, claro, pero sin considerar su opinión como excluyente. Su merecida autoridad se ciñe a los confines del plano descriptivo. En el plano valorativo, son sólo un jugador más.
Estamos frente a una nueva forma de tiranía de los expertos, que en base a su conocimiento de una rama específica de la ciencia, creen que pueden conducir a toda la sociedad a su antojo. En el medio está el daño económico y moral que muchos parecen ignorar.