La movilidad social destierra el mito de la desigualdad
La semana pasada, frente a unos 30 alumnos de la carrera de Economía, me animé a preguntar: “¿cuáles son los problemas del capitalismo?”. La respuesta fue unánime: “la desigualdad”. Esta afirmación no extraña, pero esconde una parte de la realidad que es la que tendríamos que tener más en cuenta.
Uno de los temas de moda en la literatura económica es la desigualdad social y la idea de que esta se encuentra en constante crecimiento. Sin ir más lejos, “El Capital en el Siglo XXI”, de Thomas Piketty, se convirtió en el libro de economía más vendido de 2014. En su obra, el francés plantea que la porción del ingreso nacional que se llevan los más ricos está en una etapa de continuo crecimiento desde fines de la década del ’70.
Reforzando esta tesis, en internet circula un video que plantea que el 1% de los estadounidenses es dueño del 40% de toda la riqueza del país y que los CEO de las empresas pueden ganar hasta 380 veces más que los empleados promedio. Esto ayuda a difundir la idea de que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, al menos en términos relativos.
Ahora bien, por más lúgubre que esta imagen pueda parecer, esconde, en primer lugar, el nivel de vida que los pobres tienen en Estados Unidos. Un estudio de la HeritageFoundation de 2014 reveló que el 80% de los hogares considerados pobres en ese país poseen equipos de aire acondicionado, mientras que el 75% tiene un auto o una camioneta y el 31% tiene, al menos, dos autos o camionetas.
Por otro lado, el 43% de los hogares “pobres” tiene acceso a internet y 92% tienen un microondas. Nada mal para estar en el escalón más bajo de la pirámide socioeconómica.
Es que, como explica el profesor de la Universidad George Mason, Steven Horwitz, a veces no es importante la porción total de la torta que uno pueda comer, sino el tamaño de la misma. Es decir, el 10% de una torta de 1 kilo son 100 gramos, mientras que el 5% de una de 10 kilos son 500 gramos.
¿Qué elegirías vos: llevarte el 10% de la primera torta o hacerte del 5% de la segunda?
Otra cosa que esconden las estadísticas de desigualdad es el hecho de que aquellos que se encuentran en los escalones más bajos de la pirámide no son los mismos a medida que avanza el tiempo. Un ejemplo podrá aclarar este punto: un estudiante universitario tiene cero ingresos propios durante la época en que está estudiando.
Sin embargo, a medida que pasa el tiempo y este se inserta y progresa en el mercado laboral, sus ingresos crecen, llevándolo a los siguientes escalones.Por otro lado, una persona puede ser pobre en algún momento de su vida, pero también puede modificar esa situación al encontrar un trabajo o comenzar un emprendimiento exitoso.
Esto es lo que demuestra un estudio del profesor Herbert Grubel, de la Universidad SimonFraser de Canadá. Con datos fiscales de ese país detectó que, de todos los canadienses que en 1990 formaban parte del quintil (la quinta parte de la población agrupada por niveles de ingreso) de menores ingresos, un 87% se movió hacia quintiles más altos, con un 21% del total llegando hasta el quintil de ingresos más elevados.
Para que se vea claro, casi 9 de cada diez canadienses dejaron de ser pobres en ese período y 2 de cada 10 pasaron de ser los más pobres de todo el país a integrar el grupo de los más ricos de todos.
Y lo mismo se dio a la inversa. Es decir, del total de canadienses que en 1990 se encontraba entre los que tenían mayores ingresos, un 36% modificó su posición, pasando a quintiles de menores ingresos. Esto revela que, más allá de la foto, que puede mostrar una distribución del ingreso determinada, la película muestra que existe movilidad entre los diferentes niveles, lo que destruye el mito de que los ricos se hacen más ricos mientras que los pobres se hacen más pobres.
Otro hallazgo del estudio de Grubel es que, contrario a lo que suele afirmarse, el ingreso de los pobres crece más rápido que el de los ricos. Nuevamente, tomando a los canadienses que en 1990 se encontraban en el quintil de ingresos más bajo y analizando la evolución de sus ingresos promedio hasta 2009, se obtuvo un aumento del 280,3%, mientras que los que en 1990 formaban parte del quintil de ingresos más elevados, el aumento fue de solo 112,4%.
Como puede observarse, la imagen es muy distinta a la que se busca instalar.Las estadísticas de desigualdad muestran las diferencias entre los grupos (quintiles, deciles, etc.), pero esconden deliberadamente lo que sucede al interior de esos grupos.
Y allí está la clave: porque lo que más debería preocuparnos como sociedad es si los que hoy “están abajo”, mañana tendrán oportunidades de crecimiento y progreso. Los estudios del profesor Grubel muestran que en una economía capitalista, con seguridad jurídica y una macroeconomía estable como la de Canadá, eso es posible.
En este sentido, tenemos que estar atentos a lo que pasa en Argentina, ya que dado que estas condiciones no existen, la pobreza está creciendo y se encuentra en niveles que –al aproximarse al 30%- son realmente inadmisibles.
Publicado originalmente en Inversor Global.
Comentarios
Ruben Waynsztok
Lunes 3 de diciembre de 2018 a las 10:13 amEstimado, llevando el tema a nuestra Argentina, me gustaría que me digas como se agranda la torta para darle cabida a los cerca de 42M de habitantes, y en cuanto tiempo se logra, ya que si esto se logra en mucho tiempo no van a alcanzar los cementerios, máxime si pensamos en el endeudamiento y los servicios de la deuda contraída. La primera parte de tu texto lo apoyo (la teoría del 10% o del 5% de la torta) no las estadísticas ya que se basan en USA que es TOTALMENTE DIFERENTE a ARGENTINA; ya esta posicionada, mientras que nosotros nunca nos posicionamos y en la situación que estamos va a ser más difícil. Trump que protege a su país a su industria, que le va a poner penalidades a GM por cerrar plantas. Aca se cierran plantas a diario ya que no se protege lo poco que tenemos, y con costos de financiación exorbitantes. No obstante sigo tus escritos ya que hay mucho de verdades.
Iván Carrino
Lunes 3 de diciembre de 2018 a las 10:24 amGracias Rubén,
Para que crezca la torta hay que abrir la economía, bajar la inflación, y liberar la energía del sector privado, que está pisoteada por el intervencionismo estatal.
Castigar a empresas que se van o prohibir despidos y cierres es una estrategia miope, remedios peores que la enfermedad.
Saludos!