Krugman tiene razón (al menos en algo)
En su manual de Economía Internacional (6ta edición en inglés, página 290), Paul Krugman se refiere a las estrategias de industrialización por sustitución de importaciones que volvieron a estar de moda en nuestro país a partir de la llegada de Néstor Kirchner al gobierno. El nobel de economía, referente keynesiano partidario del aumento del gasto y demás políticas expansivas en tiempos de recesión, afirma:
La crítica a la industrialización por sustitución de importaciones parte del hecho de que muchos países, que han perseguido la sustitución de importaciones, no han mostrado ningún signo de llegar al nivel de los países avanzados. En algunos casos, el desarrollo de una base industrial nacional parece haber conducido a un estancamiento de la renta per capita más que a un despegue económico. Esto es cierto para la India, que después de veinte años de ambiciosos planes económicos entre principios de los años cincuenta y principios de los setenta, se encontró con que su renta per capita había aumentado solo un pequeño porcentaje. También es cierto para Argentina, antaño considerado un país rico, cuya economía creció a paso de tortuga hasta que liberalizó el comercio a finales de la década de los ochenta
Como se lee, Krugman utiliza la experiencia argentina para mostrar la ineficacia de estas políticas. Para apuntalar su argumento, veamos un gráfico que compara el PBI per capita de los países analizados con el PBI per capita de los Estados Unidos en dos períodos bien diferentes.
Los números hablan por sí solos. Países que no siguieron políticas de sustitución de importaciones como Australia, Hong Kong, España o Japón hoy son mucho más ricos (en términos comparativos con Estados Unidos) que Argentina.
Si se compara el PBI per capita de Argentina en relación con el de Estados Unidos durante el período 1960-1969, se observa que el argentino promedio ingresaba el 31% del ingreso del ciudadano estadounidense promedio. Sin embargo, tras décadas de sustitución de importaciones (a pesar de una relativa apertura en los noventa), hoy ingresamos solo el 20% de lo que ingresan los norteamericanos.
El caso más interesante es el de Chile, que abandonó las ideas de las políticas ISI y que durante la última década, si bien no al nivel de los países asiáticos, mostró un ingreso per capita superior al nuestro y, por tanto, más cercano al de los Estados Unidos. Además, la tendencia es al alza, mientras que en nuestro caso es a la baja.
En conclusión, no podemos afirmar que las políticas de sustitución de importaciones sean la única variable que explica el fenómeno, pero sí podemos contar estos datos como evidencia de que, en general, a las economía más abiertas al comercio internacional les va mejor a la hora de incrementar la riqueza de sus ciudadanos y, por tanto, el nivel de vida en ese país.
PD: Los datos de PBI per capita en dólares corrientes fueron tomados del Banco Mundial.
Comentarios
Diego
Sábado 1 de noviembre de 2014 a las 6:14 pmMuy buen articulo. Muy buena la comparación de pbi per capita para compararlo como indicador de “riqueza”, me pregunto como resulto en venezuela.
hugo garavelli
Sábado 20 de diciembre de 2014 a las 7:46 pmla sustitución de importaciones se propuso pero “nadie dijo como hacerla”( Halperin Donghi, Historia de Latinoamérica). Si no había divisas para importar, fabricarlo acá, exige comprar con divisas material semielaborado, maquinaria, a menudo energía….y el resultado es mas inflación, controles etc etc.En 1990 le formulé por escrito en una conferencia a R Prebisch eso mismo, y ¡me respondió que “a veces” eso sucedia, y que “había que tener cuidado”¡ Asi que no se ahorraban divisas ¡se termina gastando mas¡.El tema sin embargo es para mi que esa política se hace para solucionar la desocupación. Y el “desarrollismo” es otorgar a grandes empresas extranjeras, privilegios y mercados cautivos. Peron lo inició en 1954.Luego Frondizi, lo llamó asi.
Iván Carrino
Sábado 20 de diciembre de 2014 a las 9:20 pmGracias Hugo. Los argumentos a favor de la sustitución son erróneos. Si hay que sustituir para proteger una “industria naciente” entonces los incentivos creados hacen que esa industria nunca termine de nacer. Por otro lado, la restricción a importar hace caer la demanda de dólares y, entonces, cae el tipo de cambio, lo que termina afectando también las exportaciones.
Es mejor priorizar la eficiencia e incorporarse a la economía mundial, porque es ahí donde están las oportunidades. Recordá que nuestro mercado interno es solamente el 0,6% del PBI mundial.
Bella
Sábado 14 de mayo de 2016 a las 9:42 pmSe escribe México.
Josue
Viernes 3 de enero de 2020 a las 10:14 pmAlguien podria decir que la promoción de la industria naciente hizo que posteriormente despues del proteccionismo las industrias protegidas se hallan desarrollado y al competir al mercado mundial podrian explicar esos increibles crecimientos economicos. Además, el caso de argentina muestra que durante su etapa proteccionista creció más que el periodo liberal.