¿Es cierto que ya se probó y fracasó el liberalismo en Argentina?
Un lugar común en los debates es que las recetas liberales se probaron y fracasaron en nuestro país. En esta nota demostraré por qué es falso este planteo.
Estudié ciencias económicas porque, a mis 18 años, quería entender más acerca de cómo funcionaba el mundo y qué se podía hacer para cambiarlo.
Ya desde el colegio secundario me enganchaba en largos debates acerca del modelo de país, del tipo de cambio, y si nuestras crisis económicas eran culpa del estado o del mercado.
Más acá en el tiempo, todo sigue bastante similar. Argentina va de crisis en crisis, y yo sigo debatiendo sobre economía con todo aquél que esté listo para tener un intercambio respetuoso.
Mi punto de vista es bastante sencillo: dado que en el mundo los países con mayor libertad económica son los que más prosperan, y dado que Argentina ha hecho todo lo contrario en este sentido, propongo un país más libre con un gobierno mucho más limitado en sus funciones.
Libertad cambiaria, bajos impuestos y apertura comercial están en esta receta que podríamos llamar clásica o liberal.
Ahora siempre que propongo algo del estilo, no falta la persona que diga con autoridad supina:
No, Iván. Eso ya se probó en Argentina y fracasó rotundamente
No creo que haya habido reunión, medio de comunicación, o grupo de whatsapp donde no me hayan lanzado alguna vez esta frase.
Evidentemente, ya forma parte del “imaginario popular”.
Es por eso que en lo que queda de esta nota me dedicaré a contestar esta pregunta: ¿Es cierto que el liberalismo en Argentina se probó y fracasó?
Vamos por partes. Lo primero que hay que responder es si, alguna vez en la historia, existió algo cercano al liberalismo económico en el país.
La respuesta a esa pregunta es un rotundo SÍ.
Lo que queda por saber, entonces, es si durante la vigencia de ese sistema, el país obtuvo malos resultados.
La respuesta a esta segunda parte de la pregunta es un rotundo NO.
En un post que ya debería ser un clásico de la “blogosfera”, el economista sanjuanino Guillermo Sánchez ilustra con datos cómo evolucionó la economía argentina durante la “Era Relativamente Liberal”, que sitúa entre 1880 y 1913.
Durante esos años, el estado se mantuvo limitado (con un gasto promedio del 8,8% del PBI), cumpliendo con lo que el preámbulo de la constitución recomendaba: “asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”.
En la época relativamente liberal, el país estaba abierto al comercio internacional y a la inmigración, y salvo episodios puntuales (como la crisis de 1890-91), la inflación se mantuvo baja y estable. Entre 1880 y 1913, la inflación promedio fue un envidiable 1,6% anual.
Los resultados de este tipo de sistema económico son relatados por Sánchez. El PBI durante esa época se multiplicó casi por 8, mientras que en términos per cápita, con una inmigración que crecía a ritmos acelerados, se multiplicó por 2 y medio.
Otro dato relevante es que el país vivió una verdadera industrialización durante ese período. Guillermo Sánchez lo explica:
El sector industria manufacturera del PBI a precios del ‘93 aumentó como nunca jamás, un impresionante 1193% entre 1880 y 1913. El componente industrial del PBI real se multiplicó por casi 13 (…) dejando en un alejadísimo segundo lugar a la época intervencionista, con 202%. A pesar de la sustitución de importaciones, a pesar del proteccionismo, a pesar del apoyo estatal, etc…
Por último, también aumentó el salario real nada menos que 82% entre 1880 y 1913. Gracias a la baja inflación y al constante aumento de la productividad, los trabajadores argentinos estaban cada vez mejor.
A la luz de estos datos, la primera conclusión es sencilla: el liberalismo sí se probó en Argentina en el pasado y fue un éxito total. De hecho, comenzamos a caer cuando abandonamos ese camino.
Ahora bien, ¿Qué hay de los otros períodos supuestamente liberales como 1976-1983 y 1989-2001?
La primera aclaración que hay que hacer aquí es que una dictadura militar que niega derechos individuales básicos no debería ser asimilada al liberalismo. La libertad es algo integral y no se limita solo al ámbito de la empresa privada.
Yendo a lo económico, suele argumentarse que los militares de mediados de los ’70 fueron “aperturistas”.
Es posible que haya habido menos trabas a la importación. Sin embargo, en los datos no se verifica dicha apertura. En términos del PBI, las importaciones en 1976 representaban el 8,3%, mientras que en 1983 pasaron a representar el 7,0%. Esto está lejos de ser una “apertura indiscriminada” a las importaciones.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que durante el período de la dictadura, si bien el déficit fiscal se achicó dos años después del “Rodrigazo”, fue creciendo todos los años, con un gasto público que superaba el 30% del PBI. Como resultado, la deuda pasó del 28,7% del PBI en 1976 al 64,2% en 1983.
Si a estos números le sumamos que el gobierno militar seguía siendo dueño de todos los canales de televisión y numerosas empresas públicas, y que tenía un sistema de tipo de cambio controlado similar al de Kicillof, no podemos sostener que se trató de un gobierno liberal.
Durante la década del ‘90, la historia fue similar. Es cierto que se tomaron buenas decisiones como privatizar empresas públicas e imponer un sistema de caja de conversión que terminó con la inflación. Sin embargo, el déficit fiscal fue creciente y también el endeudamiento, lo que atrasó el tipo de cambio real y complicó la competitividad del país.
Esto no quiere decir que el liberalismo haya fracasado, sino simplemente que el déficit fiscal financiado con deuda es un arma peligrosa, algo que ningún liberal discutirá. El liberalismo propone un estado limitado, bajo gasto público y equilibrio fiscal. No déficit y endeudamiento.
Para terminar, vuelvo a la pregunta inicial: ¿Es cierto que el liberalismo se probó en Argentina? Sí. ¿Es cierto que fracasó? De ninguna manera.
Durante la era más liberal, el país creció y se convirtió en un faro de atracción para los inmigrantes del mundo. Con otros modelos, el país cayó en la decadencia y el atraso.
Por último, las experiencias históricas que muchos insisten en llamar “liberales”, no tuvieron nada que ver con el liberalismo.
Comentarios
Agustín Laborde
Domingo 8 de septiembre de 2019 a las 5:05 pmMuy buena nota, soy liberal y para poder usar esto en un debate quería saber las fuentes, ya que cuando googleo industria argentina a lo largo de la historia Wikipedia me dice otra cosa, gracias y espero que algún día argentina abraze devuelta el liberalismo y dejé de lado el socialismo empobrecedor.
Viva la libertad carajo
Lucas
Domingo 12 de julio de 2020 a las 11:34 pmSi no podemos considerar a los militares cómo liberales, tampoco a la oligarquía del centenario. Fin.
Leo
Jueves 8 de octubre de 2020 a las 1:07 pmDefina, oligarquía del centenario. Defina Liberalismo y defina gobierno no democratico. Cuando relaciones esos tres conceptos te vas a dar cuenta de lo errado que estas.
Nicolas
Jueves 12 de septiembre de 2024 a las 8:01 pmAnálisis totalmente falso, sesgado y sin fuentes. La única realidad es que el periodo que nombras Argentina era un país pobre, agrario, sin industria y exportador de materias primas. La pobreza era tal que los trabajadores rurales cobraban salarios de miseria que iban desde 10 pesos a 50 pesos mensuales, no había educación publica y era totalmente inaccesible para la gente ya que solo el oligarca podia pagarla. Ese perdiodo no fue para nada liberal y ejemplos de ello son que no existia el sufragio femenino, ni el sufragio obligatorio y secreto, el sufragio era a viva voz por lo que el “llamado periodo liberal” que nombras se mantenia en el poder a base de fraudes electorales, algo totalmente antiliberal. ¿Por qué mentis en esta nota? Me gustaria saber.