¿De dónde viene la palabra libertario?
¿Es lo mismo decir libertario que liberal? ¿Si ése es el caso, por qué el cambio de nombre?
En su famoso artículo acerca de por qué no era conservador, uno de los más famosos economistas de la escuela austriaca, el liberal Friedrich August von Hayek sostenía que:
… quienes en el continente europeo se denominaron liberales propugnaron en su mayoría teorías a las que estos autores [liberales] habrían mostrado su más airada oposición, impulsados más por el deseo de imponer al mundo un cierto patrón político preconcebido que por el de permitir el libre desenvolvimiento de los individuos.
Decía, además, que el uso de la palabra liberal –o “líberal”, en inglés- “sólo sirve para provocar confusión si previamente no se han hecho todo género de salvedades, siendo por lo general un lastre para quien la emplea.”
Por último, ya contaba que una de las alternativas, que a él mucho no lo convencía era reemplazar la palabra liberal por “libertario”.
Este artículo fue escrito en el año 1959, pero el debate era un poco previo.
¿Qué es lo que venía ocurriendo en Europa y Estados Unidos con los liberales? En pocas palabras, que la palabra liberal, que en su momento había sido usada para describir a los defensores de una economía de mercado, la división de poderes y los derechos individuales, había sido totalmente apropiada por los miembros de partidos como el demócrata.
Por si es necesaria la aclaración, los demócratas están a favor de más poder para el gobierno, y una economía mucho más intervenida y regulada, algo antitético con el verdadero liberalismo.
De acuerdo con una investigación de Jeffrey Tucker, publicada en la Foundation for Economic Education, autores como Hayek, Ayn Rand o Ludwig von Mises, quienes en la década del 40-50 defendían las ideas de la libertad podrían haberse autodenominado liberales, pero eso no era posible puesto que durante los años ’30 “dicha palabra había sido completamente secuestrada para significar lo opuesto”.
Un filósofo y autor de la época, de nombre Max Forrester Eastman, quien había sido un militante socialista pero que después de ser testigo de las purgas estalinistas en la Unión Soviética se volvió un acérrimo defensor del liberalismo, escribió un artículo en 1953 titulado: ¿Cómo debemos llamarnos?
La pregunta surgía por el hecho de que la “buena palabra” liberal, “estaba resbalándose hacia el otro lado”
Para Eastman,
En lugar de significar una mentalidad abierta hacia la diversidad individual y una disposición a frenar la interferencia autoritaria con ella, “liberal”, cuando no se modifica con un adjetivo hábilmente elegido, ahora significa casi lo mismo que Izquierda. Enfáticamente, no significa estar en guardia contra la propagación de ideas colectivistas y contra la interferencia del estado en una economía de libre mercado.
Por este motivo, Eastman sostenía que había que elegir otra palabra. En su momento, le pareció una buena idea utilizar “liberal conservador”, ideada por el economista alemán William Ropke, ya que eso mostraría la preferencia por la libertad, pero también el rechazo del rumbo que el mundo estaba tomando en materia económica y política.
Dicho término, sin embargo, no prendió.
Para Tucker, el primero que tiró la idea de usar la palabra libertario fue el historiador norteamericano Dean Russel. En un artículo titulado ¿Quién es un libertario?, publicado en 1955, Russel se lamentaba de que:
La mayoría de los que estamos a favor de la libertad individual con responsabilidad personal no hemos podido ponernos de acuerdo sobre un nombre generalmente aceptable para nosotros y nuestra filosofía de la libertad.
Russel decía que la palabra conservador no era conveniente, porque describía a muchos cuyo criterio para aprobar una institución en particular era más la edad que el valor real de la misma. También rechazaba usar la palabra liberal, porque, como vimos antes, estaba “corrompida” por la izquierda.
Así las cosas, hizo una propuesta concreta: que los que amamos la libertad adoptemos un nuevo y “honorable término”: libertario (o, en inglés, libertarian).
A continuación, Russel describía las características generales de un libertario, todas las cuales aplican perfectamente a lo que denominaríamos también un liberal:
1. El libertario está en contra del autoritarismo
2. El rol del estado para el libertario es la seguridad de la gente
3. El libertario cree que cada persona es dueña de su destino, y que si toma buenas decisiones, entonces merece disfrutar los beneficios que de ahí se deriven, mientras que si no lo hace, no tiene derecho de pedirle rescate el gobierno.
4. El libertario defiende la total igualdad ante la ley.
5. Reconoce y respeta el derecho de toda persona a usar y disponer de su propiedad privada.
6. El libertario considera que la mejor forma de satisfacer las necesidades de la gente es a través de un mercado libre y competitivo.
7. Favorece un gobierno limitado y con división de poderes.
8. El libertario cree que la mejor forma de que los individuos alcancen sus deseos y objetivos particulares es que nadie pueda forzarlos a adopta puntos de vista o modos de vida ajenos.
9. El libertario no aboga por la violencia contra el gobierno, pero sí se compromete a explicar por qué dicho gobierno debe cambiarse.
10. Por último, el libertario busca la paz entre los vecinos dentro y fuera de las fronteras.
Estos diez puntos hacen concluir a Tucker, y yo coincido con él, en que libertario es simplemente una nueva forma de llamar a los liberales de siempre, dada la dificultad de utilizar ese término en el mundo angloparlante de la década del 50 del siglo XX.
Otro distinguido liberal, Frank Chodorov concluyó en 1956 que
“La etiqueta del envase ahora dice libertario, pero el contenido no es nada nuevo. Es lo que, en el siglo XIX, y hasta el tiempo de Franklin Delano Roosevelt, se llamó liberalismo”
Tres años más tarde Hayek mencionaba al pasar esta discusión. Y más de medio siglo después vemos cómo el término “Libertarian”, que se traduce libertario, quedó totalmente instalado. Y si bien hoy autodefinirse libertario, en el mundo hispanoparlante, puede querer decir cosas distintas, dependiendo de quién y cómo use la palabra, lo cierto es que en su origen, se trató nada más que de un sinónimo para la palabra Liberal.