Un “gold bug” inesperado: Alfredo Zaiat

Iván Carrino / Viernes 19 de julio de 2013 / 1 Comentario

Si se busca “gold bug” (algo así como “bicho del oro”) en Wikipedia se encuentran tres acepciones:

1. Un inversor que apuesta por la suba del precio del oro.

2. Una persona que se opone o que critica el uso de dinero fiduciario y apoya el regreso al sistema de patrón oro o algún otro sistema que respalde la moneda con activos “duros”.
3. Alguien que considera algún commodity, usualmente el oro, como “la medida apropiada de valor, más allá de la cantidad de bienes y servicios que pueda comprar”

Además de todo esto, los gold bugs son, a menudo, asociados a visiones “conservadoras” y “de derecha” que recomiendan políticas económicas ortodoxas en lugar de la expansión fiscal y monetaria que puede dar lugar a burbujas financieras o inflación. Algunos economistas de la escuela austriaca, como Jesús Huerta de Soto (considerado “ultraliberal” por cualquier español que lo conozca) defienden el euro precisamente porque lo consideran un proxy del patrón oro y, por tanto, la única manera de que Europa no regrese al “nacionalismo monetario” del pasado.

Como es de esperarse, los “gold bugs” son motivo de burla, especialmente entre keynesianos y algunos economistas heterodoxos que favorecen la irresponsabilidad fiscal (al menos en algunas circunstancias).

Resulta por demás extraño, entonces, encontrar en el libro de Alfredo Zaiat, uno de los más conocidos economistas heterodoxos de la Argentina, expresiones como estas:

“En el inestable equilibrio de la arquitectura financiera internacional, comienza una paciente pero constante diversificación de activos. El oro emerge como estratégico, refugio frente a un contexto mundial que ha comenzado a transitar la pausada decadencia del reinado del dólar como moneda hegemónica.”[1]

 “En la historia de la economía, el oro, como depositario de valor ha permitido establecer relaciones entre los precios de los bienes en el intercambio en el comercio internacional. Fijó además las bases de un sistema monetario internacional moderno, siendo reserva y medida de valor. La fusión de la carga simbólica del oro como metal precioso y de unidad de cuenta en monedas elaboradas en oro fue un elemento esencial del proceso económico moderno. Las finanzas y el comercio internacional giraron alrededor del oro. Las dos guerras mundiales alteraron ese funcionamiento, desplazando el centro de la hegemonía internacional de Inglaterra a estados unidos”[2]

Como si esto fuera poco, Zaiat también fustiga a los banqueros centrales argentinos de la década del noventa por mal vender un activo tan preciado:

“La evolución del precio del oro y las tenencias de oro del banco central ofrecen la oportunidad de exhibir el fracaso de los economistas ortodoxos, ya no solo en la teoría, sino en la gestión (…)

El oro que estaba en el banco central en la década del noventa fue vendido durante las presidencias de Roque Fernández y Pedro Pou… En diciembre de 1999, Pou informó la liquidación total de toda la existencia de oro que había en las bóvedas de la autoridad monetaria. En total, en tres años habían vendido 4 millones de onzas a un precio de 370 dólares, recaudando 1480 millones de dólares.

La decisión de Roque Fernández y Pedro Pou fue ruinosa. Las 4 millones de onzas vendidas tendrían hoy un valor de 7200 millones de dólares, a una cotización de 1800 dólares la onza.”[3]

Y, sin sorpresas acá, festeja que Kirchner haya revertido esta tendencia:

“La historia del oro del Banco Central comenzó a revertirse en el gobierno de Néstor Kirchner, en 2003…”[4]

Dos conclusiones.

Primera: qué extraño que un economista como Alfredo Zaiat comparta las visiones de la que seguramente él considera como la derecha más rancia y conservadora del país más conservador del mundo.

Segunda: ¿por qué si Zaiat entiende que cuando una moneda se deprecia, los agentes económicos salen en busca de algo que funcione como reserva de valor, no comprende, castiga y se burla del “fanatismo” y la “obsesión” que los argentinos supuestamente tienen con el dólar?

En este caso, su valoración del oro y su desprecio por el dólar (algo que trata extensamente como una simple obsesión argentina sin mayores explicaciones) constituyen una muy evidente contradicción.

PD: Bastante desafortunado el timing de Zaiat en momentos en que la preocupación, en el mercado del oro, es si llegó el momento de vender…

 


[1] Economía a Contramano, páginas 119-20.

[2] Idem, p. 120.

[3] Idem, p. 122-23

[4] Idem, p. 123

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