López Murphy contra Guzmán – ¿Qué son las políticas contracíclicas?

Iván Carrino / Sábado 18 de diciembre de 2021 / 1 Comentario

Esta semana, el Ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, presentó el presupuesto 2022 en el Congreso de la Nación.

Con tres meses de demora, pero algo es algo.

En su exposición, planteó que uno de los objetivos de la política económica de corto plazo es “ayudar a la recuperación de la economía con políticas contracíclicas”.

A este punto salió a responder el flamante diputado nacional (que sí asistió a la comisión correspondiente), Ricardo López Murphy. El diputado dijo que hacer política contracíclica era imposible en la Argentina de hoy y que el gobierno solo “le ha dado a la maquinita”.

Ahora bien: ¿a qué se denomina una “política económica contracíclica”? Y, sabido esto, ¿qué debería hacer el país si quisiera implementar algo del estilo?

Lo analizamos a continuación.

Ciclo económico

En primer lugar, para entender lo que es una política contra-cíclica tenemos que entender que las economías del mundo suelen atravesar ciclos. Es decir, por momentos la economía crece y cae el desempleo, pero también existen períodos de recesión y de desempleo al alza.

Si el ciclo es de crecimiento, entonces se dice que estamos en un auge económico. En dichos períodos el PBI suele aumentar, el desempleo cae y es probable enfrentarse a niveles de inflación crecientes. Si la inflación, en este contexto, es muy elevada, se hablará de una economía “re-calentada”.

(O sea que hay que enfriarla, de la misma manera que cuando sube mucho la temperatura del motor de un automóvil)

En los ciclos bajistas, por otro lado, el PBI se contrae, mientras que el desempleo sube y, por lo general, la inflación cae o, incluso, aparece una deflación, que es la caída generalizada de los precios de un período a otro.

Resumiendo, entonces, existen etapas “alcistas” del ciclo y etapas “bajistas” del mismo. La política contracíclica, entonces, buscará ir en contra de esos ciclos.

Ingresa la política económica

Deberíamos decir que uno de los primeros, sino el primero, que instaló la idea de las políticas contracíclicas fue el economista inglés John Maynard Keynes. Keynes no utilizó estas palabras, pero escribiendo en un contexto de una profunda depresión en Estados Unidos y el mundo, fue el líder intelectual más destacado en pedirle al gobierno que “hiciera algo” para aliviar la situación.

En una carta escrita en 1933 al presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, pedía:

“… se debe recurrir a la autoridad pública para ayudar a crear ingresos adicionales a través del gasto de dinero prestado o impreso (…) como motor principal en la primera etapa de la técnica de recuperación, pongo un énfasis abrumador en el aumento del poder de compra nacional que resulta del gasto gubernamental que se financie con préstamos y no con los ingresos actuales.”

Keynes, entonces, pedía aumentar el déficit fiscal.

En su obra de 1936, la Teoría General del Empleo el interés y el dinero, ponía el foco tanto en la política monetaria como en la fiscal. Allí escribía los fundamentos de por qué el gobierno debía reducir la tasa de interés y aumente el gasto público como forma de “reactivar la economía”.

A partir de los escritos de Keynes, que sus seguidores comienzan a hablar del gobierno como el encargado de “moderar los ciclos económicos”. Para los keynesianos, mediante esta “sintonía fina” de la economía, no iban a ser ni tan duras las depresiones, ni tan recalentados los auges.

Hay un debato respecto de qué dijo Keynes sobre qué hacer durante un “boom” económico. En el capítulo 22 de la Teoría General, por ejemplo dice que:

“Así ¡el remedio del auge no es una tasa más alta de interés, sino una más baja!, porque ésta puede hacer que perdure el llamado auge”

Ahora más allá de qué dijo o no Keynes, lo cierto que la política contra-cíclica debe ir en contra del ciclo. Es decir, si durante la depresión hay que tener unas política fiscal y monetaria expansivas (como pedía Keynes en los 30), hay que contreaerlas una vez que la economía se recalienta. Eso afirma el economista chileno Andrés Velasco, cuando hablando específicamente de Argentina en 2014 sostiene:

Sin embargo, Keynes no hubiera dado su visto bueno a las políticas macroeconómicas impulsadas tanto por Fernández como por su marido y antecesor, el fallecido Néstor Kirchner. El enfoque keynesiano busca asegurar que la demanda no sea inferior a la oferta. Los Kirchner han asegurado que la demanda sea muy superior a la oferta. Esto se advierte claramente en la tasa anual de inflación de Argentina, la que se ha mantenido en alrededor del 20% durante más de 10 años, sin que el congelamiento de los precios de los servicios públicos ni las repetidas manipulaciones del índice de precios al consumidor puedan ocultarlo.

De lo que dice Velasco se sigue entonces que el gobierno, lejos de lo que estaba haciendo, tenía que implementar políticas que redujeran la demanda agregada. Es decir: achicar el déficit fiscal o subir la tasa de interés.

O sea que, para resumir: una política económica contracíclica busca contrarrestar el ciclo económico. Cuando la economía está en una recesión, el gobierno debería (siempre siguiendo este libreto) impulsar la demanda agregada para que ésta no sea tan profunda y se pueda salir de ella. Pero si la economía está en un auge con altos niveles de inflación, entonces debe hacer exactamente lo contrario.

La situación de Argentina

Dicho todo esto: ¿qué debería hacer el gobierno argentino para implementar una política contracíclica? Teniendo en cuenta que la economía está en una franca recuperación económica (los últimos datos muestran un crecimiento superior al 10% anual), que el desempleo cayó del 13,1% el año pasado al 9,6% este año, y que la inflación está totalmente descontrolada, arriba del 50% anual, LA POLÍTICA DEBERÍA SER UNA PARA CONTRAER LA DEMANDA AGREGADA. ES DECIR ACHICAR EL DÉFICIT FISCAL, DEJAR DE EMITIR DINERO Y SUBIR LA TASA DE INTERÉS.

Es decir, todo lo contrario de lo que dice Guzmán, quien en su presentación del presupuesto afirmó que seguirá emitiendo dinero para financiar un déficit fiscal aún mayor en 2022.

La economía Argentina está recalentada, por lo que la política económica debe “enfriarla”.

Por último: ¿Será malo esto para el crecimiento económico? La respuesta es no porque el principal problema del país es su déficit fiscal, que no solo ha generado los altos niveles de inflación que vemos, sino que nos llevó a los problemas de deuda pública, que terminan en un riesgo país de 1800 puntos, el segundo más alto de la región después de Venezuela.

Así que para cerrar: como el principal problema argentino es el déficit fiscal y la alta inflación, no cabe duda que el gobierno debería realizar un ajuste. Pero incluso tomando la idea de realizar una política que controle el ciclo económico la conclusión sería la misma. Como la economía está recalentada, hasta los keynesianos dicen que hay que subir la tasa de interés y achicar el déficit fiscal.

 

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