Carta de Murray Rothbard a Alfonso Prat-Gay
Estimado Alfonso,
Leo con algo de preocupación, y admito que con algo de demora, tus declaraciones acerca de los precios en el mercado y el rol de los empresarios. Por si no lo recordás, me refiero puntualmente a cuando, poco antes de asumir, José del Río, del Diario La Nación, te preguntó por los empresarios y el miedo a la “remarcación”, frente a una eventual eliminación de los controles de precios.
En su momento, afirmaste que “nunca dijimos que íbamos a desmantelar Precios Cuidados, por ejemplo.” y que “Vamos a hacer un acuerdo amplio económico y social. No creemos en los aprietes de Moreno, pero tampoco creemos en la ley de la selva“.
No te digo que no me dio alivió escuchar que no creés en el estilo violento de Moreno, pero te confieso que sí me apenó que confundieras al mercado libre con la “ley de la selva”. Igualmente, no te preocupes, no sos el único. Esto viene pasando hace por lo menos 40 años. En 1970 publiqué mi obra Poder y Mercado, ahora disponible en español, y allí ya me había tomado el trabajo de refutar esta falacia.
El libre mercado es precisamente lo más opuesto a la sociedad de la “selva”. La selva se caracteriza por la guerra de todos contra todos. Un hombre solo puede obtener ganancias a costa de otro si se adueña de la propiedad del mismo. Con todos en un nivel de subsistencia, hay una verdadera lucha por sobrevivir, donde los más fuertes aplastan a los más débiles. En el libre mercado, por el contrario, uno solo obtiene ganancias sirviendo a otro, aunque también puede limitarse a una producción de autosuficiencia, en un nivel primitivo, si así lo prefiere. Es precisamente a través de la cooperación pacífica del mercado como todos los hombres ganan, mediante el desarrollo de la división del trabajo y la inversión de capital. Aplicar el principio de la “supervivencia de los más aptos”, tanto a la jungla como al mercado, es ignorar la pregunta básica: ¿Aptitud para qué?. Los “aptos” en la selva son los mejores en el ejercicio de la fuerza bruta. los “aptos” en el libre mercado son los mejores sirviendo a la sociedad.
La selva es un lugar de animales irracionales, donde unos se aprovechan de los otros y todos viven al nivel de inanición; el mercado es un ámbito pacífico y productivo, donde todos a la vez se sirven a sí mismos y a otros, y viven en niveles de consumo infinitamente mayores. En el mercado, la gente caritativa puede ayudar, y la ayuda es un lujo que ningún animal puede permitirse en la selva.
Por tanto, el libre mercado transforma la competencia destructiva por la mera subsistencia de la selva en una competencia cooperativa y pacífica, mediante el servicio a uno mismo y a los otros. En la selva, solo algunos ganan a costa de los otros. En el mercado, todos ganan.
Podría seguir un poco más, pero como sé de tu inteligencia y capacidad, también asumo que habrás comprendido mi mensaje.
Un cálido abrazo,
Murray N. Rothbard
5 de agosto de 2016
Comentarios
Jonathan
Sábado 6 de agosto de 2016 a las 11:15 amExcelente!
Gracias por difundir el libertarismo…
Saludos!