Apuntes de la charla de Piketty

Iván Carrino / Sábado 17 de enero de 2015 / 2 Comentarios

Thomas Piketty no necesita presentación. Es el economista francés del que ya hablaron, bien o mal, Acemoglu, Ávila, Krugman, Cowen, Sumners, Holcombe, de Pablo, Milei, Rallo, Horwitz, McCloskey, Murphy, entre otros.

Lo cierto es que ayer llegó a Argentina y, además de almorzar con Axel Kicillof y Alejandro Vanoli, dio una charla en uno de los auditorios de la Fundación Osde donde fue presentado y moderado por el prestigioso economista argentino José María Fanelli.

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La charla y el argumento principal

La charla consistió en una innumerable cantidad de gráficos que mostraban diferentes medidas de desigualdad de riqueza e ingresos. Todos los gráficos eran más o menos parecidos a este, dejando claro que, a partir de los ’70-’80, la desigualdad comienza a crecer:

Gráfico Desigualdad

La idea es que la tendencia podría estar llevándonos de nuevo a una situación de desigualdad similar a la del siglo XIX. El cuadro que explicaría esta desigualdad es uno en el que se ven las tasas de crecimiento de los diferentes niveles de riqueza del mundo.

piketty

Como se observa, hay un grupo que crece al 6,8% anual mientras el promedio mundial crece al 2,1%.

Para ponerlo en términos sencillos, esto es como decir: “Juan, que pertenece al grupo de los ricos, todos los años hace crecer su cantidad de ladrillos un 6,8%. Es decir, si tenía 100 ladrillos en el año cero, en el primer año va a tener 106,8 ladrillos y en el segundo año, un 6,8% más que eso. Es decir, 114,06 ladrillos. Pedro, que está en el grupo promedio, va a obtener solo 2,1 ladrillos más al cabo de un año y al siguiente un 2,1% más que eso”

El resultado, a lo largo de un período dado de tiempo, es una mayor desigualdad de ladrillos entre Juan y Pedro.

Este análisis presenta al menos dos problemas. Por un lado, parece mucho más lógico decir: “Si Juan obtiene un rendimiento del 6,8% sobre sus inversiones, entonces va a terminar formando parte del grupo de los ricos, mientras que si Pedro obtiene el 2,1% sobre sus inversiones, entonces terminará en el grupo de riqueza promedio” que decir lo que dice Piketty.

Es decir, es la acción humana lo que define la riqueza y no la riqueza la que determina la acción humana (en este caso, la capacidad de invertir de manera exitosa). Sin embargo, Piketty plantea las cosas al revés: “dado que la persona tal es rica, entonces su patrimonio crece más rápido”. En principio, no cierra.

Por otro lado, porque Juan puede ser muy rico pero, como decíamos, puede tener una mala inversión y caer a la categoría promedio. Incluso puede tener un retorno negativo sobre su inversión y hacerse absolutamente pobre. Por el contrario, Pedro puede escapar de su situación de “ciudadano de riqueza promedio” creando algo innovador que le genere retornos muy por encima, incluso, del 6,8% anual. Es decir, Piketty ignora, en principio, la existencia de movilidad social ascendente y descendente.

Mirada sobre instituciones

Uno de los temas en los que insistió Piketty fue en que, si bien su propuesta concreta es la instauración de un impuesto global progresivo a la riqueza, mucho se puede hacer desde las instituciones. En el fondo, las instituciones son las que importan.

Suena muy Acemoglu, ¿verdad?

Sin embargo, frente a una pregunta concreta respecto de qué piensa de la crítica que Acemoglu le hizo a su libro, él respondió que le extrañó tal crítica puesto que él también era un convencido de las instituciones, pero que Acemoglu y Robinson parecían enfocarse específicamente en la institución de la propiedad privada, mientras que él tenía una mirada más amplia del concepto institución.

Es que Piketty confunde “instituciones” con “políticas públicas”. Para él, instituciones son: la política sobre educación, la política sobre el mercado laboral y la política fiscal. Es decir que lo institucional es lo que el estado puede hacer con las “herramientas” que tiene al alcance o que puede alcanzar. En este sentido, su propuesta es muy concreta: más gasto público, más educación pública y más regulaciones al mercado laboral.

Lo que se pone de manifiesto aquí es que el concepto “instituciones” ha sido aceptado de manera generalizada por la comunidad de economistas y la opinión pública, y que por eso nadie quiere que esté ausente en sus opiniones. Sin embargo, cada uno lo usa a su manera. Para mí, mejor pensar a las instituciones de una forma distinta.

La audiencia

En un momento me dio la sensación de que estar en esa charla era como estar viendo un partido de Boca contra River pero solo con hinchada local. Frente a una pregunta muy sensata y sencilla, estallaron una cantidad de risas burlonas.

La pregunta era algo así:

Cierta desigualdad es buena para impulsar el crecimiento. Entonces, ¿cuándo empieza a estar mal la desigualdad y cuál es el problema con ella si los que están abajo viven cada vez mejor?

La respuesta de Piketty fue, por un lado, que estos niveles de desigualdad ya no son óptimos para promover el crecimiento. Es decir, hay un poco de desigualdad que, por el efecto “incentivos” es deseable pero que, hoy por hoy, no nos encontramos ahí.

Por otro lado, afirmó algo así como:

Nunca se escucha a los ricos defender la desigualdad argumentando que eso es bueno para ellos mismos pero malo para los pobres. Siempre la defienden diciendo que, claro, es buena para el crecimiento por los incentivos…

Esta frase encierra un enorme error que creo que está más que a la vista. ¿Por qué motivo afirma Piketty que lo que es bueno para los ricos necesariamente es malo para los pobres? Si incluso tomando el ejemplo de su cuadro, todos crecen, por qué la prosperidad de unos o, más precisamente, el más rápido crecimiento de la prosperidad de uno, va a ser malo para los otros (que crecen, pero a menor velocidad).

Afirmar eso es tan incorrecto como afirmar que el primero que llega en una maratón le hace un daño al último.

Mi pregunta no respondida

Piketty mostró un gráfico con datos de desigualdad para Argentina. Ahí reclamó que haya transparencia en los datos, pero yo no lo asociaría al tema INDEC, ya que según él, esta falta de datos está presente en muchos países de América Latina. En fin, los datos para 2003-2012 (o 2003-2010, ahora no recuerdo) estaban presentes y, según su estimación, la desigualdad había caído considerablemente para luego estancarse en un nivel bajo. El gráfico era algo así (destaco el algo así, porque esto no es más que una copia “a mano alzada” del gráfico que ví, pero no es efectivamente ese gráfico. No está el Powepoint de su presentación de ayer en su página web aún):des arg

Ya que habló de Argentina, se reunió con funcionarios y mostró un gráfico con una caída de la desigualdad, me pareció pertinente preguntarle:

Nuestro gobierno afirma que está muy comprometido con la mejora de la igualdad social y, según comprueba su gráfico, esto efectivamente se ha verificado en los hechos. Sin embargo, hoy Argentina tiene una inflación extrañamente elevada para los parámetros mundiales, la economía está en recesión y la pobreza es grande y está en aumento ¿Cómo relaciona su trabajo, entonces, con los resultados de este tipo de políticas?

Fanelli, quien debía elegir las preguntas del público que habían llegado por escrito al escenario, decidió, tal vez por temas de tiempo o deliberadamente para intentar no incomodar al ponente, no elegirla. Una lástima.

Una anécdota final

Al cerrar la charla, Fanelli quiso englobar en una frase todos estos temas que se habían tocado: capital, desigualdad y el impuesto progresivo para ayudar a compartir la riqueza (o “democratizarla”, para usar los términos de Piketty).

Así, el moderador concluyó (en inglés, traducción mía):

Bueno Thomas, en un mundo tan desigual, te agradecemos por haber compartido con nosotros un poco de tu capital humano

Todo muy lindo, salvo por el pequeño detalle que Piketty específicamente excluye en su libro el concepto de “capital humano” de su definición de capital y que, peor aún, no compartió nada al estilo que él propone compartir (coactivamente a través de impuestos), sino que muy voluntariamente accedió a dar la charla porque eso le generó a su billetera un rendimiento “r” que seguramente fue mayor a “g”.

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Comentarios

  1. Santiago

    Domingo 18 de enero de 2015 a las 2:46 am

    Te molesto con algunas objeciones:

    -Me parece un tanto básico decir “Piketty ignora la movilidad social ascendente”. Si hubiera movilidad social ascendente tal como la describís, no habría aumento de la desigualdad. O sea, en los hechos no pasa que se emparejen los ingresos de Juan y Pedro, por más hipotéticamente innovador que pueda ser uno de los dos. De mínima, hay que concederle a Piketty que escribió 600 páginas para mostrar que la movilidad social ascendente no es un fenómeno característico del mundo contemporáneo. Quizás se equivoca, pero para mostrarlo hay que ir a los datos, no a un ejemplo conceptual sobre Juan y Pedro.

    -El punto sobre el abuso del concepto de “instituciones” es verdadero, pero trivial: en última instancia, se trata de ver qué arreglos sociales propone cada uno más de que a qué cambios llamamos propiamente “institucionales”.

    -Respecto del “todos crecen”, bueno, el tema es largo y complejo, pero entiendo que, esquemáticamente, en una situación social, los más pobres (los que crecen menos) terminan privados de bienes a los que podrían acceder en una sociedad más igualitaria (mejores vivendas, mejor salud, mejor atención médica). En una sociedad más desigual, ciertos bienes se vuelven de lujo y quedan fuera del alcance de los pobres. Cuando se trata de diamantes no importa mucho, pero si se trata, por ejemplo, de que los ricos “acaparan” a los mejores docentes para sus hijos en virtud de su superior poder de compra, ahí tenemos un problema.

    Responder
    • Iván Carrino

      Domingo 18 de enero de 2015 a las 12:48 pm

      Muy bienvenido el comentario!

      Sobre la movilidad social Piketty dijo ayer textualmente: “algunos economistas en Estados Unidos dicen que la desigualdad no importa siempre y cuando haya movilidad social”

      Y sobre esta cuestión dijo:

      1) Que haya movilidad social no quita que haya una creciente desigualdad.
      2) No hay datos sobre movilidad social.

      Bueno, en el caso de 1, creo que un poco se diluye el argumento si “los que están arriba” y “los que están abajo” no son los mismos siempre. De hecho, en las sociedades precapitalistas precisamente ese era el problema, el que nacía pobre sabía que la probabilidad de llegar al fin de sus días pobre era muy alta.

      En el caso de 2, Steven Horwitz cita un trabajo con datos duros en este video, por lo que podemos pensar que algún dato hay: https://www.youtube.com/watch?v=vDhcqua3_W8

      Luego, que hay movilidad social descendente es muy claro, a raíz de este ejemplo: http://vozpopuli.com/blogs/4241-juan-r-rallo-que-paso-con-los-superricos-de-1987

      Sobre tu último punto “en una situación social, los más pobres (los que crecen menos) terminan privados de bienes a los que podrían acceder en una sociedad más igualitaria” eso es extraño puesto que fue el capitalismo (supuestamente no igualitario) el que permitió un mayor acceso a bienes y servicios por parte de una mayor parte de la población, refutando empíricamente las profecías Malthusianas y demás.

      Por otro lado, hoy se ve una mayor cantidad de estratos sociales con acceso a tecnología y medios de comunicación digital gracias a la competencia y a la reducción de precios que de ella emana. Así, hoy hay mayor igualdad en los bienes de consumo (hoy un megarrico y también un clase media pueden tener un GPS, Smartphone, Netbook, etc) de la que había antes y todo esto gracias a un sistema que todos disfrutan en llamar desigual.

      Saludos!

      Responder
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