Reservas Internacionales: ¿qué hay detrás del pedido para que el Banco Central comience a acumular?
¿Cuál es el “talón de Aquiles” de programa económico de Milei según muchos economistas?
Si estuviste leyendo los diarios o viendo entrevistas en YouTube seguramente vas a saber que se trata de la falta de acumulación de reservas internacionales por parte del BCRA.
¿Cuán importante es este tema? ¿Qué objetivo persiguen los que piden que el organismo compre más dólares en el mercado? Lo analizamos a continuación.
El pedido de acumular más dólares
Diversos analistas de diferentes posiciones le están pidiendo al gobierno que compre reservas. Parece haber coincidencias en que, en general, hay cosas que se han hecho bien, pero que, en la parte de la política cambiaria, el problema es que el BCRA no tiene un nivel de reservas internacionales aceptable. Se impone, entonces, que empiece a acumular.
Emanuel Álvarez Agis, en una nota reciente, decía que “para normalizar la política económica, falta acumular reservas”. Marina Dal Poggetto, por su parte, sostenía que, para ella, “acumular reservas es condición necesaria”. Miguel Kiguel se suma y dice que hay que mantener el camino del superávit “y hacer el esfuerzo de comprar reservas”. Finalmente, Martín Rapetti, en una entrevista para La Nación, dijo que, si él tuviera que elegir una política central, sería acumular reservas, porque “eso reduce la inestabilidad macroeconómica”.
Esto último que dice Rapetti nos sirve para responder una pregunta clave: ¿Qué se busca tradicionalmente cuando se acumulan reservas internacionales? ¿Cuál es la lógica detrás de que un Banco Central cuente con un determinado volumen de Reservas?
El objetivo prudencial
En primer lugar, lo que los Bancos Centrales buscan al acumular reservas es encontrar un seguro frente a la incertidumbre, o frente a eventos imprevistos que generen una falta de divisas súbita. El macroeconomista chileno José Di Gregorio lo dice de esta forma:
“En el primer caso, los países prefieren tener liquidez en moneda extranjera, in virtiendo sus reservas en activos líquidos, puesto que, en caso de emergencia, las pueden necesitar con rapidez. (…) La acumulación de reservas busca minimizar los riesgos de una crisis de balanza de pagos“
Yendo a lo más concreto, un Banco Central busca contar con reservas internacionales porque no quiere los efectos de una súbita escasez de dólares. Si súbitamente escasearan dólares, el precio del dólar subiría con fuerza, y eso complicaría el objetivo del Banco Central de mantener baja y estable la inflación. O sea que la preocupación principal es tener los dólares suficientes para, eventualmente, poder intervenir en el mercado y evitar saltos disruptivos.
A su vez, contar con una mayor cantidad de reservas internacionales permite que el gobierno cuente con un “prestamista de última instancia” (el Banco Central), en caso de que no pueda hacer frente a sus compromisos internacionales. Y, si contar con reservas despeja dudas en este sentido, eso hace que el gobierno sea visto como un agente con mejor capacidad de pago, y esto tendrá el efecto de reducir el nivel de riesgo país.
Claro, como ahora vos, gobierno de Argentina, tenés todas estas RRII adicionales, entonces ya no tengo tanto miedo de que no me pagues lo que me debés, porque –en última instancia- el Banco Central te dará los dólares que tenés que pagarme a mí.
Esta es la lógica detrás del pedido que el FMI le hace a Argentina en abril de 2025, tras comprometerse a prestarle USD 20.000 millones cuando el gobierno de Milei decidió abandonar casi totalmente el cepo cambiario.
El FMI sostiene en su informe que:
Bajo el nuevo marco, el tipo de cambio flotaría dentro de una banda lo suficientemente amplia como para permitir la formación de precios, con compras de divisas dentro de esa banda consistentes con los objetivos de acumulación de reservas
Y anuncia que se fijó:
Se fijó un objetivo de incremento de las Reservas Internacionales Netas (NIR) de al menos US$4 mil millones este año, aunque este incremento podría ser mayor si se restablece el acceso a los mercados más temprano.
¿Por qué? Porque:
“…se espera que la implementación decisiva del programa y una temprana acumulación de reservas conduzcan a una mayor reducción de los spreads soberanos y faciliten un pronto reingreso a los mercados internacionales de capital…”
Hasta aquí entonces, el argumento que podemos llamar “prudencial o precautorio” detrás de la acumulación de reservas. Busco acumular dólares en el BC para mitigar la incertidumbre futura y asegurar para casos de emergencia (cuando se pierde el acceso a los mercados de deuda, como en nuestro país), los pagos del gobierno nacional.
Ahora bien, ¿hay otro motivo detrás del pedido de que el gobierno acumule dólares? La respuesta es SÍ.
El objetivo mercantilista
¿Cuál es ese objetivo? El de sostener un nivel específico (y más alto) para el tipo de cambio.
Miren, volvamos a las declaraciones de algunos de nuestros economistas.
Álvarez Agis dice que el gobierno debería comprar USD 1.000 millones por mes, pero que esto tiene que ocurrir con “flotación administrada” y con una “paridad” que permita conseguir este objetivo.
¿Qué está diciendo? Que quiere que el Banco Central lleve el precio del dólar hacia un nivel más alto del que tiene hoy, y a ese nivel aparezcan más vendedores de dólares, lo que facilitará la acumulación.
Algo parecido dice Marina Dal Pogeto. En la misma entrevista que citamos antes, sostiene que el objetivo de acumulación de reservas va a contramano de sostener el esquema de bandas, a menos que haya un boom de crédito externo. O sea que, en ausencia de “lluvia de dólares”, Dal Poggeto también sugiere que el tipo de cambio tendría que ser más alto si el BC se pone a comprar.
Finalmente, Rapetti también dice que solo cuando “el tipo de cambio se estabilice” en un nivel más alto, entonces se van a poder acumular dólares.
Si bien estos autores están diciendo que el dólar tiene que ser más alto para que se compren divisas, lo mismo puede decirse de la forma inversa. Es decir, el Banco Central tiene que acumular dólares, tiene que ponerse a comprar, para que el tipo de cambio sea más alto.
A este fenómeno, dos reconocidos académicos argentinos, uno Federico Sturzenegger (ahora Ministro de Desregulación) y otro Eduardo Levy Yeyati lo definieron como el “Miedo a la Apreciación”, y en un artículo del año 2007 mostraron econométricamente que la búsqueda de un tipo de cambio más depreciado había sido un factor determinante de la acumulación de Reservas por parte de los Bancos Centrales de países emergentes, al menos desde 1974 en adelante, y más intensamente entre 1993 y hasta el año 2007.
¿Ahora por qué se buscaría deliberadamente un tipo de cambio más alto? A esta estrategia, Di Gregorio la define como la estrategia mercantilista, mientras que Sturzenegger y Yeyati la llaman neomercantilista. Esto es así porque los mercantilistas anteriores a Adam Smith, tenían la visión de que el gobierno debía cerrar la economía para proteger a la industria nacional.
Ahora bien, en ausencia de políticas comerciales directas que frenen a las importaciones, todavía queda el tipo de cambio alto. Es decir, si los gobiernos consiguieran, con su política económica, hacer que el dólar se volviera “muy caro”, entonces eso generaría una protección para los productores locales, ya que los productos importados quedarían fuera del menú de opciones para los consumidores argentinos (o sudamericanos), y de esta forma se esperaría que crezca la economía.
En este esquema, entonces, un tipo de cambio más alto sería útil para promover el crecimiento económico, mientras que un tipo de cambio bajo, generaría lo contrario.
Es muy interesante traer este tema a la mesa de debate, porque en Argentina especialmente, todavía es muy fuerte la corriente de pensamiento estructuralista (con una importante influencia del mercantilismo del Siglo XVI) que considera que la estrategia necesaria para el crecimiento económico es la llamada Industrialización por Sustitución de Importaciones.
Pero como ahora la sustitución de importaciones no se hace mediante aranceles y trabas directas, el pedido de los estructuralistas argentinos suele ser una política de “tipo de cambio real alto”. Y no es extraño que muchos de los economistas que hoy piden “acumular reservas”, casi durante todo lo que va de la gestión Milei, también estuvieron quejándose por el “atraso cambiario”. Es decir, un dólar que consideran que es “demasiado barato” para generar crecimiento económico.
Entonces, para ir cerrando, hay dos motivos para que los Bancos Centrales acumulen reservas: uno tiene que ver con la reducción de los riesgos frente a la incertidumbre. Querés más reservas por si aparece una demanda súbita de dólares y no querés que salte el tipo de cambio, y querés más reservas por si el gobierno se queda sin acceso al financiamiento.
(Claro que, si uno tiene una política económica súper creíble y súper confiable, no tendría por qué esperar una súbita demanda de dólares ni un cierre del financiamiento para el gobierno, pero ese es otro tema, y Argentina hoy tampoco está en esos escenarios).
Pero el segundo motivo está ligado a una visión mercantilista y estructuralista de la economía, que cree que la única forma de que el país crezca es con el estado protegiendo a determinados sectores productivos, y que el mecanismo para conseguirlo es garantizando un tipo de cambio real elevado (lo que, digamos todo, quiere decir también, salarios en dólares depreciados).
Es importante entender las dos visiones, y si bien ambas no me terminan de convencer del todo, la última lo logra mucho menos todavía.
Y por acá qué piensan: ¿debe el gobierno de Javier Milei intervenir en el mercado para acumular reservas? ¿Cuántas, cómo y con qué objetivos? Los leo acá abajo en la sección de comentarios, y haremos otro video a la brevedad para continuar con este tema que está súper candente.