Repasando la semana
El martes en La Nación, José Luis Espert escribió que los buitres tienen razón en considerar que el BCRA es, en esencia, lo mismo que el gobierno. Otra de las cosas que dice Espert es que el fondo del problema es fiscal, más allá de que se manifieste vía crisis de deuda (años ’90) o vía crisis inflacionaria (hoy). Eso mismo es lo que argumenta Juan Ramón Rallo en este artículo sobre la crisis del rublo:
Una crisis monetaria y una crisis de deuda pública son, pues, dos caras de la misma moneda de insolvencia: las dos conllevan fugas de capitales, alzas en los tipos de interés y un duro shock sobre la actividad interna del país.
Al margen, en nuestro caso hay de todo: por un lado, crisis inflacionaria, pero por otro lado, también tasas de interés impagables, que Ignacio Olivera Doll nos recuerda que subieron en la última semana. También el martes en La Nación salió una buena editorial sobre el NO desendeudamiento de los últimos años.
En otro orden de cosas, me pareció extraña la defensa del capitalismo que hizo Orlando Ferreres ya que sugiere algo así como que “gracias a la sabia intervención del gobierno en la economía y la manipulación de ciertas variables, el capitalismo está vivito y coleando”.
Digamos que algo no cierra, ¿no?
Otra cosa, Robert Murphy critica la idea de que exista una “prueba empirica” que demuestre que las políticas expansivas keynesianas efectivamente generen crecimiento.
Por último, dos datos de la semana. El primero,sigue cayendo el superávit comercial. Hasta noviembre, el saldo fue de US$ 6.600 millones, un 16,3% menor que el año pasado, con una caída de las exportaciones de 11,8% y de las importaciones del 11,3%. Si comparamos noviembre contra noviembre, la caída de las exportaciones fue de 20% anual, la peor desde octubre de 2009.
La otra novedad es que Vanoli afirmó querer “normalizar el mercado de cambios“. Dos alternativas en este caso: o se creyó que todos los parches le sirven para tener un tipo de cambio a $8,5 sin cepo, o está dispuesto a eliminar el cepo y dejar que el dólar flote (difícil, dado que en Argentina nada flota libremente, excepto cuando llueve mucho).
PD: Me gustó la nota sobre los “jóvenes sin patria” del miércoles. Por un lado, porque muestra que “la patria” no es ni el territorio, ni la lengua, ni lo que diga la política. Por el otro, por las declaraciones de un ciudadano de la ex Alemania oriental sobre el shock tras la Caída del Muro:
Fue todo nuevo, un cambio enorme. De un momento a otro se pudo viajar a donde uno quería, había de todo para consumir, pero también estaba la pregunta de qué hacer: en el sistema socialista no había tantas opciones, estaba todo organizado, dice. “Fue muy difícil al principio. Lo bueno es que como tenía 16 me adapté mucho más rápido que la gente mayor, que había vivido la otra vida por muchos años”.
