Krugman versus Kicillof

Iván Carrino / Jueves 26 de diciembre de 2013 / 1 Comentario

Para el keynesianismo-kirchnerismo de nuestro gobierno y sus seguidores, el gasto público es bueno. En términos más refinados, es “el principal instrumento del Estado para apuntalar la demanda agregada”. Al menos, así lo dice el Informe Técnico del Ministerio de Economía que divulga hoy el diario Página 12.

Para Kicillof, el déficit fiscal creciente del sector público no es un problema:

 Actualmente el déficit fiscal no implica ningún tipo de riesgo en términos de sustentabilidad, ya que el nivel de endeudamiento del sector público se encuentra en mínimos históricos, 12,3 por ciento del PIB con el sector privado para junio de 2013.

Por otro lado, en Página 12 explican:

Adicionalmente, desde la ortodoxia se señala a la expansión del gasto (y la emisión monetaria) como la causa principal de la inflación. El equipo económico que encabeza Axel Kicillof rechaza esos argumentos y considera el gasto como el principal instrumento del Estado para apuntalar la demanda agregada, fomentar la creación de puestos de trabajo e impulsar la inversión.

En resumidas cuentas, lo que el keynesianismo-kirchnerismo está diciendo es que gastar es bueno, tener déficit no es un problema siempre que no haya deuda con el sector privado (los malvados “mercados”) y que si el déficit se financia con emisión monetaria, eso no genera inflación.

Uno podría entrar a discutir el concepto de “demanda agregada” y hasta qué punto es necesario estimularla o no, pero para que se vea el sinsentido que se plantea, por qué mejor no acudir a un keynesianismo despojado de kirchnerismo para ver qué encontramos.

Nadie podría acusar a Paul Krugman de encarnar “la ortodoxia”. Una persona que propone armarse contra unas falsas invasiones alienígenas para estimular la demanda agregada parece tener bastante en común con este Informe Técnico. Sin embargo, no todo es lo que parece. En un post referido al déficit fiscal y su financiación, el Premio Nobel explica:

Pongamos un ejemplo medianamente concreto. Supongamos que en una fecha futura (…) el gobierno de EE.UU. se compromete a gastar el equivalente al 27% del PBI mientras que las leyes impositivas solo le permiten recaudar el 17% del PBI. Consideremos qué sucede en ese caso bajo dos escenarios. En el primero, los inversores creen que el gobierno eventualmente incrementará su ingreso o recortará su gasto y están dispuestos a prestarle lo suficiente para cubrir el déficit. En el segundo, por algún motivo, los inversores se rehúsan a comprar bonos del gobierno.

Para nuestros keynes-kirchneristas esto no sería un problema, ya que podríamos acudir al crédito del sector público (por ejemplo, a la impresión de papeles del BCRA) sin riesgo alguno, manteniendo vigorosa la “demanda agregada”:

Entonces el gobierno termina financiándose con la impresión de dinero, haciendo que el sector privado acepte pequeños papeles verdes (violetas en nuestro caso) a cambio de sus productos y servicios. Creo que los teóricos de la Moderna Teoría Monetaria (economistas a los que se refiere Kurgman en el post que poco se diferencian de nuestros funcionarios) estarán de acuerdo con que esto generará inflación; no sé si se dan cuenta que un déficit financiado con emisión monetaria es más inflacionario que uno financiado con la emisión de títulos públicos.

Bueno, lo es. Y en mi hipotético ejemplo, es muy probable que el déficit financiado con emisión termine en una hiperinflación.

Por último:

… es claro que cualquier intento de extraer demasiados recursos del señoreaje (…) lleva a una infinita espiral alcista de la inflación. En efecto, la moneda se destruye. Esto no pasaría, incluso con el mismo déficit, si el gobierno todavía pudiera vender bonos.

Krugman es un ferviente defensor del estímulo a la demanda agregada. Además, no tuvo problemas en el pasado para pedir más inflación. Sin embargo, este famoso economista no ortodoxo no tiene problemas en admitir los límites de esas políticas.

Que el Ministerio de Economía y sus periodistas admiradores no los quieran reconocer no solo habla de su conocimiento escaso de los principios más elementales de la economía. También eleva las sospechas de que lo que escriben es solo una pantalla para justificar las decisiones políticas de sus superiores.

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Comentarios

  1. hugo jose garavelli

    Miércoles 24 de julio de 2019 a las 11:40 am

    Es cierto lo que se dice. Pero sucede que los países centrales hoy (no antes de 1914 o 1930) emiten tanto o mas que nosotros, para financiar enormes gastos militares, entre otras cosas, con inflaciones del 3 % anuales. De ahí creo que surgen esas ideas, yo creo que el valor de la moneda lo dan, además de la emisión otros factores que habría que estudiar. Antes de 1914, estaba el patrón oro, después de 1971, el único país que respaldaba au moneda con oro (el de Fort Knox) Estados Unidos abandonó eso, y hoy su moneda creo vale como valen las acciones de las Bolsas. Ademas, Macri desde octubre de 2018 no emite y sin embarfgo, la inflación estuvo mas elevada que nunca.

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