¡Es el intervencionismo, estúpido!

Iván Carrino / Jueves 13 de agosto de 2015 / Dejá un Comentario

“China imprime yuanes para comprar acciones. La Fed imprime dólares para comprar bonos. ¿Por qué seguimos usando el término “mercados”?”

Jim Rickards

Si bien no son pocos los que insisten con que asistimos a la gran crisis del capitalismo global, lo cierto es que nuestras economías están cada vez más intervenidas por el gobierno. En su momento, el intervencionismo era responsable exclusivamente del hundimiento de los países que se ubicaban detrás de la cortina de hierro.

Hoy, sin embargo, esta realidad ha cambiado. Incluso en los Estados Unidos, antaño paradigma del capitalismo y la libertad, los principios fundacionales se encuentran en pleno declive.

La deuda pública del país del norte alcanzará este año, según estimaciones oficiales, los USD 18,6 billones, lo que equivaldrá al 103,6% del PBI, un nivel no visto desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Por otro lado, la Reserva Federal imprimió nada menos que 3,2 billones de dólares desde el año 2008, llevando la base monetaria desde el 5% al 23% del PBI, con el objetivo de “estimular la economía”. Finalmente, el número de páginas del Código de Regulaciones Federales, por medio del cual el gobierno controla desde la seguridad nacional hasta los bancos, las bolsas de comercio y el desarrollo urbano, pasó de tener 19 mil páginas en 1949 a tener 169 mil en el año 2011.

Esta ola de intervencionismo no deja inmune a América Latina y hoy, cuando la marea del llamado Súper Boom de los Commodities comienza a bajar, podemos ver quiénes quedaron peor parados por abusar del gasto público, la emisión monetaria y el control político de la economía.

Si bien toda la región muestra una desaceleración debido a un contexto internacional menos favorable, la realidad es que hay tres países que están atravesando verdaderas crisis económicas. Estos son Brasil, Argentina y Venezuela.

Brasil. Recesión e inflación: Brasil mantiene desde comienzos del gobierno de Lula da Silva un elevado gasto público que en 2014 ascendióal 40% del PBI.

Si bien el gobierno tiene un acceso limitado al Banco Central por el sistema de metas de inflación, la profundización del déficit fiscal, que en 2014 llegó al 6,2% del PBI, presiona sobre los precios. La inflación en Brasil se está acelerando: en julio del año pasado era del 6,5%, mientras que este julio ascendió al 9,6% anual.

Además, para financiar el gasto público, el gobierno acudió al endeudamiento. Desde el año 2003, la deuda bruta del gobierno de Brasil se multiplicó por 3, pasando de USD 438 mil millones a USD 1,35 billones, por lo que los acreedores comienzan a dudar acerca de la capacidad de pago del gigante de Latinoamérica.

Esto está generando incertidumbre, fuga de capitales y finalmente, la devaluación del real con respecto al dólar. Los pronósticos ya esperan una caída del 2% del PBI y así Brasil entra en recesión con inflación, un resultado típico de las políticas intervencionistas.

Argentina. Recesión y Megainflación: nuestro país vive una crisis en cámara lenta. Gracias al boom de la soja y la devaluación de 2002, los gobiernos kirchneristas tuvieron espacio para implementar políticas expansivas tanto a nivel fiscal como monetario. El gasto pasó del 20,5% del PBI en el año 2003 al 38,5% en 2014.

Este incremento fenomenal de las erogaciones no solo generó un aumento inédito de la presión tributaria, sino que llevó a expropiaciones como la de las AFJP, mediante la cual el gobierno se hizo de una caja adicional para seguir financiando su clientelismo.Finalmente, el déficit y la emisión monetaria terminaron impactando en los precios, que crecen en torno al 25% hace nada menos que 7 años. El incremento del gasto y la inflación, sumados a los controles de cambio, de precios y al comercio exterior, le quitan competitividad a la economía y destruyen el incentivo a invertir. El resultado, el país tiene la economía paralizada y una inflación extremadamente elevada para los estándares internacionales.

Venezuela. Megarecesión y ultrainflación: Venezuela es el ejemplo claro de cómo el intervencionismo exacerbado puede hundir a una economía y terminar con la libertad política de sus ciudadanos. Como porcentaje del PBI, el gasto público en Venezuela se disparó 17 puntos, pasando del 26,1% al 43,6% entre desde el comienzo del chavismo en 1999 hasta 2014. Semejante incremento del gasto dio lugar a sucesivos déficits fiscales, alcanzando el 15% del PBI en 2014 según las estimaciones del FMI.

Al igual que en Argentina, el déficit se financió con la emisión  descontrolada de bolívares y hoy Venezuela es el país con más inflación del planeta, con precios que se duplican año tras año. La implementación de extendidos controles de precios no hizo más que agravar el problema, destruyendo la competitividad y la rentabilidad de las empresas venezolanas y, con ellas, las bases del crecimiento económico.

Hoy Venezuela vive una verdadera catástrofe económica y política, con ciudadanos que deben acudir a medicinas veterinarias por la imposibilidad de conseguir medicamentos aptos para humanos y con centenares de presos políticos, resultado de un sistema cada vez más represivo en todos los ámbitos de la vida.

Es una moda, especialmente entre políticos e intelectuales, acusar de todo al malvado capitalismo. Sin embargo, una mirada detenida a los hechos, muestra que la crisis que viven los países de la región no es culpa del sistema de la libre empresa, sino de todo lo contrario.

Publicado originalmente en Inversor Global.

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