El verdadero desempleo “k” y cómo bajarlo

Iván Carrino / Jueves 25 de agosto de 2016 / Dejá un Comentario

Tras años de manipulación de las estadísticas públicas, la realidad del mercado laboral salió a la luz con el último informe del INDEC.

Me acuerdo todavía de la mañana en que tomé el diario y leí el último dato de desempleo publicado por el kirchnerismo. Era el 17 de noviembre de 2015 y el INDEC sugería que teníamos la tasa de desempleo más baja en nada menos que 28 años.

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El diario oficialista anunciaba el menor desempleo en 28 años. Otros diarios, por la falta de credibilidad el INDEC, apenas mencionaron la noticia.

Era evidente que algo no tenía sentido. Un gobierno populista, transitando por su última etapa, con desequilibrios de todo tipo, suba de la pobreza, control de cambios, crisis energética y un máximo nivel de desconfianza entre los inversores, no era compatible con un mercado laboral pujante y un desempleo en baja.

Ya en esa época se sospechaba que el INDEC, así como había hecho con otros indicadores como el de la inflación, el crecimiento y la pobreza, estaba manipulando las cifras de desempleo. En este caso, la manipulación no era tan evidente, pero sí llamó la atención de muchos colegas, que notaron que la “tasa de actividad” estaba mostrando una inusual tendencia a la baja.

Para el que no está al tanto del tema, cabe aclarar que la tasa de actividad es la que surge de dividir a la Población Económicamente Activa (PEA) por la Población Total de Referencia. Dentro de la PEA encontramos gente que tiene trabajo pero también al que no lo tiene pero lo busca activamente. Sin embargo, si una cantidad de estas últimas personas es dejada de lado, entonces no figurarán ni en la PEA, ni serán considerados desocupados, porque se asume que no están interesados en tener trabajo.

Y esto es lo que hizo el INDEC de Moreno. Básicamente, dejó fuera del análisis a mucha gente que buscaba trabajo y no lo conseguía, al considerar que no estaban buscando trabajo.

Este truco en los datos generó que la PEA fuera menor de lo que debería haber sido, que la tasa de actividad cayera trimestre tras trimestre, y que el número de desocupados también fuera menor al que realmente era.

Ahora el nuevo INDEC ha sincerado las cosas, y la tasa de actividad resulta ser mucho mayor a la que informaba el viejo INDEC. El último dato publicado por el kirchnerismo mostraba una tasa de de 44,8%, mientras que el nuevo dice que ésta es de 46,0%. Este dato nos permite analizar cuál era el verdadero nivel de desempleo durante los últimos años del gobierno kirchnerista.

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Como se observa en el gráfico, si la tasa de actividad se hubiese mantenido en el 46% que hoy muestra el INDEC, el desempleo habría sido mucho mayor al informado por el gobierno anterior. Al tercer trimestre de 2014, por ejemplo, la desocupación habría sido del 10,1%, cuando se decía que era del 7,5%. Estos nuevos datos son mucho más compatibles con la situación de fuerte recesión que vivió el país durante 2014 cuando, con alta inflación, la economía cayó 2,6%.

Al segundo trimestre del año pasado, el desempleo había bajado algo, pero estaba en 9,6%, incluso por encima del nuevo dato comunicado el martes.

¿Cómo resolver el problema?

Los datos más confiables con los que se cuentan dan muestra de la delicada situación del empleo en Argentina. En la región, de hecho, no hay países que presenten datos tan malos en este tema, a excepción de Brasil, cuyo desempleo se disparó a 11,3% producto de la crisis.

Frente a este panorama, muchos serán los que exijan del gobierno políticas activas de reactivación: una menor tasa de interés, más gasto público, más obras, déficit fiscal, y el máximo control posible de las importaciones. Sin embargo, ése no es el camino que se debe seguir. De hecho, es el que generó el aumento de la inflación, la pobreza y el desempleo en los últimos años del gobierno K.

Así que la receta para que baje el desempleo pasa por hacer exactamente lo contrario a lo que intentó el gobierno anterior. Esto es, buscar el equilibrio fiscal, reducir el gasto para poder bajar los impuestos, y abrir la economía para ganar competitividad. Sólo así se generará un ambiente favorable para que lleguen inversiones productivas y sostenibles en el tiempo.

Y solo así crecen los países, bajan el desempleo, y aumentan sus niveles de vida.

Publicado originalmente en Inversor Global.

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