Diario de Cuarentena
Relfexiones de un liberal en el año que nos volvimos locos.
Me decidí a compilar una serie de artículos y ponencias que escribí este año en relación con las medidas de restricción del gobierno, la evolución de la economía y el cercenamiento de nuestras libertades. El libro puede descargarse haciendo clic en la imagen de aquí abajo. A continuación, comparto la introducción.
Casi 30 grados están haciendo hoy en la ciudad de Buenos Aires. El período entre las fiestas es duro por el calor (así como todo el mes de enero) pero tiene de positivo que en “la ciudad de la furia” no queda nadie. Eso es algo que, a mí por lo menos, me gusta de estas fechas.
Este 2020, sin embargo, no hubo que esperar a diciembre. A fines de marzo y principios de abril la cuarentena total dictaminada por el gobierno dejó desiertas las calles y avenidas de la ciudad. Casi todos acataron de manera entusiasta el dictum global que se impuso para “frenar juntos” la pandemia generada por el nuevo coronavirus.
Salvar al mundo, esta vez, dependía de quedarte en tu casa mirando televisión… (sí, circulaban esas cosas).
A mí, que me gusta la ciudad cuando no hay nadie, ya no me gustaba tanto. Sin embargo, en un principio uno se mantenía pensativo. “Te salva el estado”, repetían los socialistas y peronistas en los medios afines al gobierno. En los otros medios, algo parecido.
¿Podía el gobierno cuidarnos prohibiéndonos salir a la calle? Yo como liberal prendí mis alarmas… pero no quería que mi liberalismo me nublara el pensamiento. Si una pandemia ocurre una vez cada siglo, pensaba, tal vez haya que admitir alguna excepción al régimen de libertad. Tal vez esta vez el gobierno sí tenía algún rol en la coordinación de las actividades individuales, y en evitar que ciertas negligencias ocasionen daños a terceros.
Debatía en esa época si esto era un problema de salud pública. Nunca estuve dispuesto a aceptar esa idea. En última instancia, si el estado tenía que hacer algo era proteger a individuos de ser contagiados por otros.
Rápidamente, sin embargo, entendí dos cosas. La primera, que esta nueva enfermedad podía llegar a ser letal pero la probabilidad de que eso ocurriera era muy superior en personas mayores de 60 años. O sea que condenar a todo el mundo al encierro no tenía mucho sentido.
La segunda, que tomar medidas para evitar el contagio estaba, de alguna forma, al alcance de cada individuo: lavarse las manos, no tocarse los ojos, mantener distancia de otros, no ingresar / permanecer en lugares cerrados con muchas personas y, eventualmente, si la preocupación era muy alta, pues quedarse en su casa sin ver a nadie.
Con esto en mente la idea del estado salvador perdía fuerza. Peor aún cuando esa supuesta salvación implicaba destruir la economía y la libertad de todos.
Se trataba, como bien dijo José Benegas, de “sacrificar las vidas por la vida”. Es decir, romper tu negocio y destruir la forma de vivir para que otra persona pueda hacerlo con la pretensión del riesgo cero de contagiarse covid.
¿A qué clase de vida nos quisieron someter en nombre de la vida? Alejandro Bongiovanni dijo que 2020 será recordado como el año de La Gran Desproporción. Es que, claro, pandemias hubo toda siempre, pero la destrucción económica de este año nunca jamás. Y eso fue producto de las masivas cuarentenas que, entre tantísimos otros, el gobierno argentino implementó a partir del 20 de marzo. Fue como poner una bomba atómica en un barrio para agarrar a dos ladrones armados con cuchillos.
En las siguientes páginas encontrarás escritos que fui publicando en mi Newsletter personal así como en algunos medios de comunicación durante este año. El último artículo, algo más largo, es de la ponencia que hice en el Congreso de Economía de la Escuela Austriaca, que esta vez se hizo, obviamente, por zoom.
Los escritos van desde el día 22 de marzo hasta el 30 de octubre y se puede ver cómo fueron avanzando las medidas del gobierno, como fue rompiéndose la economía y cómo, finalmente, casi todos quedaron impactados cuando toda la destrucción no sirvió de nada, ya que en materia sanitaria nos fue tan mal como a los peores países del mundo.
Argentina pasó de ser un modelo por cómo había frenado al virus, a ser un ejemplo de lo que no hay que hacer, porque no sólo no frenó nada, sino que está entre los peores países del planeta en cuanto a su performance económica.
Hoy, a 284 días después de decretada la primera cuarentena, la situación es muy distinta. Argentina está en el puesto número 11 en el ránking global de muertes por cada millón de habitantes y las medidas de restricción en gran medida han sido desmanteladas. Al mismo tiempo, la economía comienza a recuperarse.
A pesar de los errores y todo el daño infligido, ningún funcionario de peso en el gobierno nacional renunció ni fue removido de sus funciones.
Además, con la llegada de una “nueva ola” de covid en el mundo, se especula que puedan volver a tomarse nuevamente medidas como las que vimos en 2020.
Esperemos no sea el caso, porque en las páginas que siguen está grabada la debacle que ello generó y el poco fundamento que todo tuvo. Ahora si insisten en volver a encerrarnos, no quedará otra que salir a resistir.
Para descargar el ebook, hacé clic aquí.
Comentarios
Mariano
Miércoles 28 de abril de 2021 a las 1:15 pmImpecable.
Sentido comun absoluto. Algo que no se nota en estos dias.
Te felicito y te vi en la entrevista con laje.
Saludos.