Repasando la semana
Semana atípica la que pasó, con pocos días hábiles y muchos balances por el cierre del año. Entre los optimistas, no podía faltar Andrés Asiain, que festejó la desaceleración de la inflación (gracias a la política monetaria de absorción, no a precios cuidados) y Santiago Fraschina, quien nos deja esta frase épica:
Con todo, el nuevo año se presenta como un trampolín al desarrollo
Bueno, un trampolín al desarrollo excepto que el gobierno continúe haciendo lo que nos trajo hasta acá. Como lo pone Luis Secco:
2014 fue un año perdido. Y 2015 probablemente lo sea también si el gobierno continúa con sus políticas expansivas, posponiendo cualquier corrección que permita sanear precios relativos y restablecer los equilibrios macroeconómicos interno y externo
En la misma línea, se pregunta Tomás Bulat: ¿Por qué, entonces, si harán más de lo mismo deberíamos esperar distinto resultado?
Por otro lado, los economistas optimistas destacan la “pax cambiaria” de diciembre y se ríen de que “los profetas del apocalipsis se equivocaron“, pero:
1) En efecto, la brecha de 2014, si se toma el promedio del año, es menor que la de 2013. Sin embargo, esto sucede luego de la devaluación del tipo de cambio oficial más grande de los últimos 11 años. Con una suba del 48% del dólar oficial (tomando promedio 2013 contra promedio 2014) la devaluación es del 32% en el año (si se compara el último día de 2014 con el de 2013, la devaluación es de 23,9%, aunque El País dice que es un poco menos y nos pone en el podio mundial).
Siendo subcampeones mundiales de la devaluación (incluso en el “mercado oficial”) ¿Qué festejan el gobierno y sus afines?
2) Si algunas proyecciones económicas quedaron en “off side” por ser demasiado pesimistas, ¿qué decir del Presupuesto 2014? Además, las proyecciones siempre son del tipo “Si se hace A, entonces sucederá B”, pero nadie puede asegurar que A sí o sí se haga, eso es decisión del gobierno, como por ejemplo con el dólar, la emisión y el endeudamiento.
El que no desperdició oportunidad para mofarse de “los profetas” fue el Ministro Kicillof, que frente a las preguntas de Marcelo Zlotowiazda, se encargó de recordar el SUPERDICIEMBRE que acabamos de pasar en contraste con los pronósticos de los agoreros.
Tampoco desperdició la oportunidad para elogiar al renombrado economista francés Thomas Piketty, algo que al mismo Piketty no debería caerle muy bien, ya que ser admirado por el Ministro de Economía de un país con recesión, megainflación y control de cambios no debe muy buen marketing.
Sobre la obra de Piketty, un nuevo trabajo sugiere que aquello que todos consideran indiscutible, su exhaustiva y rigurosa recolección de datos históricos, podría ser lo peor de su libro:
Tomados en conjunto, estos problemas sugieren que el trabajo empírico de Piketty, tan alabado, puede ser, en realidad, uno de los puntos más débiles de su libro
Otras novedadesd de año nuevo: Kicillof se inició en Twitter y ya tiene algo más de 13 mil seguidores. En la misma fecha, también lo hizo Juan Carlos Cachanosky, doctor en economía que, por ahora con menos seguidores, comprueba la teoría de que los seguidores de Twitter no son un buen indicador de la calidad del economista en cuestión.
