La verdad sobre los subsidios energéticos en Argentina

Iván Carrino / Jueves 11 de agosto de 2016 / 2 Comentarios

Imaginemos a un padre que está tratando de educar a su hijo de aproximadamente 5 años. Una de las lecciones que intenta enseñarle es que no debe ser agresivo con sus compañeros del colegio.

Un día determinado, lo invitan a una reunión en el colegio, donde comenta los avatares de este proceso de enseñarle a su criatura dicha lección. Para su sorpresa, un grupo de padres le sugiere que no se haga mucho problema por ello, ya que todos los compañeros son agresivos. No sé bien qué pensará el lector al respecto, pero no parece del todo sensato que, porque un grupo de personas se comporte de manera equis, todos tengamos que comportarnos así o conformarnos con dicho comportamiento.

¿A qué viene todo esto? Principalmente, a que pocos días atrás se difundió un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) que muestra que la gran mayoría de los gobiernos del mundo destina importantes cantidades de dinero a subsidiar la energía en los países que administran. En términos de subsidios per cápita, nuestro país no estaría tan mal parado, ya que ocupa el puesto número 60 en una larga lista de naciones analizadas.

Obviamente, la relevancia de la difusión de este informe, que en realidad data de 2015, es criticar el intento del Gobierno por reducir estos gastos y el inevitable corolario de la suba en las tarifas que los consumidores pagan por la luz y el gas.

Ahora, la pregunta es si deberíamos tomar dicho ranking como válido, o como punto de referencia para nuestra problemática local. Mi respuesta es rotundamente negativa.

En primer lugar, porque uno de los principales focos en nuestro país está puesto en los subsidios a la energía eléctrica. Es decir, a que el Gobierno pague parte de lo que consumimos de luz en nuestras casas. Si uno mira ese mismo reporte del FMI, encontrará que entre los países avanzados (como Estados Unidos, Australia o Bélgica) casi ninguno destina un solo dólar a este tipo de subsidio.

Por otro lado, si nos comparamos con las economías avanzadas —y no con países que no deberíamos querer imitar, como Venezuela, Uzbekistán o Irán—, nos ubicamos en el quinto puesto a nivel mundial en términos de lo que subsidiamos la energía, siempre según los datos del FMI y en términos del PBI.

Ahora relacionando con el ejemplo del inicio, lo que no dicen quienes se encargaron de difundir este reporte es que la institución internacional hizo el análisis con el objetivo de concientizar a los países para que reduzcan inmediatamente este tipo de erogaciones públicas.

Para el FMI:

Eliminar los subsidios globales a la energía podría reducir las muertes relacionadas con las emisiones de combustibles fósiles en más del 50% […]. Las ganancias fiscales de eliminar los subsidios energéticos se estiman en 2,9 billones de dólares en 2015. Esto ofrece un enorme potencial para reducir otros impuestos y fortalecer la recaudación (…)

Las ganancias netas de la reforma, luego de reducir el costo que los mayores precios de la energía tendrían para los consumidores, derivadas de la ganancia fiscal y ambiental, se estima en 1,8 billones de dólares y podría ser mucho mayor si se utiliza para generar reducciones de impuestos que estimulen el crecimiento económico.

El problema fiscal es la clave en nuestro caso. El año pasado, el déficit ascendió a 370 mil millones de pesos, o 6,3% del PBI, mientras que los subsidios a la energía treparon al 2,9%, según datos de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (Asap) y el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). A su vez, estos subsidios han venido creciendo año a año, al igual que el desequilibrio de las cuentas públicas. Como resultado, hoy somos uno de los países con mayor inflación en el mundo y tenemos una carga tributaria insoportable.

2016.08.09_Subsidiosenergía

Así las cosas, la reducción de los subsidios energéticos fue la vía que eligió el Gobierno nacional para achicar el déficit y bajar ese impuesto no autorizado por el Congreso que es la inflación.

A modo de conclusión, mi pregunta para los que no quieren tocar este gasto es: ¿Qué proponen? ¿Qué otro rubro del gasto público aconsejan reducir? ¿Quieren eliminar Fútbol para Todos, los subsidios a la cultura, privatizar Aerolíneas Argentinas, o todo lo anterior junto? ¿Quieren emprender una reforma del Estado que implique, al menos en el corto plazo, mayor cantidad de empleados públicos buscando trabajo en el sector privado y, por tanto, engrosando las filas del desempleo? ¿Quieren explorar la posibilidad de ir a un sistema de jubilaciones privado?

¿O lo que en realidad proponen es que sigan vigentes las políticas del kirchnerismo, que financiaron una fiesta de gasto público con inflación, atraso y pobreza?

No es relevante si Estados Unidos, Trinidad y Tobago, o Arabia Saudita gastan más en términos per cápita en subsidios a la energía. Lo relevante es cómo se hace para achicar el déficit fiscal, bajar la inflación y así empezar a desactivar la bomba atómica económica que el kirchnerismo le dejó a su sucesor.

Originalmente publicado en Infobae.

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Comentarios

  1. Alberto Ramón Althaus

    Martes 16 de agosto de 2016 a las 5:39 pm

    Ivan Carrino tienes que tener en cuenta que las medidas económicas también tienen efectos políticos. En el caso del tarifazo e impuestazo que implicaría la suba de subsidios que si bien es cierto que en algún sentido puede reducir el déficit fiscal el problema es que se afecta principalmente a la clase media y el sector privado que es el que votó a Macri, o sea, con esta política Macri está reduciendo a la mitad la cantidad de votantes que sacará el Pro en las próximas elecciones año 2017 y afectando su gobernabilidad, además, en un esquema de estanflación aumentar la recaudación fiscal y disminuir el consumo de la gente agrava el problema. Por otra parte, las empresas de servicios tienen en cierta cuestiones expectativas racionales, o sea, saben que el gobierno de Macri puede llegar a durar menos de lo pensado y que los aumentos en los precios de las tarifas van a ser dejados de lado por un próximo gobierno populista así que muy posiblemente no van a invertir en mejorar el servicio y lo único que logrará será aumentar las ganancias pero en el tema de servicios públicos es conveniente también mejorar el servicio. Si no sabe cómo arreglar la realidad económica y política del país es mejor no hacer política, por otra parte, Roberto Cachanosky tiene razón no habría motivo para que el aumento de las tarifas implicara un aumento del 60% de los impuestos sobre las tarifas. Hay aquí gran afán recaudador y poca voluntad de reducir el gasto público, pero no tendrías que preguntarle a terceros cómo reducir el gasto público sino que por tu orientación económica deberías explicarlo.

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    • Iván Carrino

      Miércoles 17 de agosto de 2016 a las 9:49 am

      Alberto, puedo coincidir en que hay poca voluntad de reducir el gasto de manera considerable, y creo que lo he escrito y dicho más de una vez.

      Ahora, no creo que esto genere un caos social, crisis de gobernabilidad, o pérdida de votos para Macri. Por lo demás, si lo hiciera, no es el tema en debate, sino cómo se resuelve la crisis energética.

      Podemos pensar en diferentes alternativas, pero seguir con tarifas congeladas y megainflación es la receta para el desastre del cual hoy vemos las consecuencias.

      El tema de reducir impuestos a las facturas es interesante. ¿Pero por qué ahora y no antes? ¿Por qué no una reducción general de impuestos? Algo de eso se ha hecho y falta todavía más. El tema tarifario es otro, y tiene que ver con la crisis energética y tambén con el déficit fiscal. Hay que recortar por algún lado, uno de ellos los subsidios económicos. Mi postura es que hay que gastar aún menos y en muchas menos cosas, pero en este caso no me opongo ni un segundo a su reducción.

      Saludos.

      Responder
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