“Infectados” por la escuela austriaca

Iván Carrino / Sábado 5 de julio de 2014 / Dejá un Comentario

Dado que estamos en tiempos de mundial, empecemos con una pregunta: ¿qué pasa cuando un hincha argentino mira un partido de Brasil? O bien ¿que pasaría si Argentina llega a la final y tiene que jugarla contra Brasil? ¿Cómo reaccionaríamos frente a nuestro televisor durante el encuentro?

Aunque cada uno tendrá su propia imaginación, supongo que vamos a estar de acuerdo en que habrá muchos gritos, insultos interminables para los jugadores brasileños, insultos irrepetibles para el árbitro, silbidos, patadas… en fin, se cumplirá (figurativamente) la máxima peronista que reza “al enemigo, ni justicia”.

Bien, eso fue lo que hizo el físico, doctor en economía y columnista de Bloomberg Noah Smith cuando escribió un artículo sobre la escuela austriaca de economía hace unos días.

El artículo es digno de un programa de Jorge Rial ya que describe a la escuela austriaca como un “gusano del cerebro” o un “bicho que ataca el cerebro” y que “ha infectado amplios sectores de nuestra industria financiera, comentaristas y público en general”.

En pocas palabras, que los austriacos son una enfermedad y que, entre otras cosas horrendas, “mezclan la política con la economía tan descaradamente como las empresas chinas mezclan la melamina con la leche” (?).

En defensa del “gusano cerebral” salió Robert Murphy, también doctor en economía, quien aclara varios puntos del artículo de Smith. Entre ellos, que no es cierto que la relación emisión monetaria=>aumento de precios sea “el pilar fundamental” de la escuela austriaca. De hecho, esta es una idea más monetarista que austriaca y, de hecho, es una de las cosas que diferencia a ambas tradiciones:

A pesar de que ambas entienden los peligros del “dinero fácil”, históricamente los friedmanitas sólo miraron al problema de los precios que subían demasiado rápido, sin considerar el impacto que las tasas de interés artificialmente bajas tenían sobre la estructura del capital.

Smith también plantea que, una vez que los austriacos vieron que la enorme emisión monetaria estadounidense no generaba inflación, cambiaron la definición de inflación. Otra acusación no solo falsa debido a que, desde al menos 1949 que los austriacos tienen “otra” definición de inflación (si quieren conocerla, una vez escribí sobre ello), sino que incluso otros economistas, ¡que trabajan en el mismísimo banco central!, la tienen. Como cita Murphy de un paper de la Fed de Cleveland:

…la palabra inflación se utiliza a menudo como sinónimo de “aumento de precios.” Pero también existe otra manera, más específica, de definir a la inflación, como un aumento en el nivel general de precios causado por un desequilibrio entre la cantidad de dinero y las necesidades comerciales. Esta “inflación” tiene un solo origen, el banco central. Es la última definición que impulsa a muchos de los que abogan por una política antiinflacionaria de la Reserva Federal y que se ajusta más estrechamente con el significado original de la palabra.

Estas y otras aclaraciones que encontrarán en el artículo de Murphy son suficientes para coincidir con él en que la próxima vez que Noah escriba sobre algo, al menos debería leer un poco más.

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